jueves, febrero 18, 2010

En memoria de la tía Chinita

Hace como un año atrás escribí sobre el 14 de febrero, ahora lo leí para recordar qué brutalidad habría escrito, y me encontré con que al menos había incluido a alguien importante en la historia.
Hace ya 16 años, ese 14 de febrero fue un día triste. Me costaba convercerme que lo que para mi era importante en ese minuto, se había terminado. Mi mamá se esforzaba por levantar mi ánimo ese día. Era uno de esos momentos que las mamás no queremos para nuestras hijas, verlas llorar y sufrir por un pobre pájaro que seguro no se lo merece. Pero eso es inevitable... hasta yo lo estoy asumiendo, el problema es que no sabemos qué haremos en ese momento.


Como Dios es, además de grande, sabio, no la mandó sola a mi pobre madre, sino que ese día la envió acompañada de la mejor persona que podría haber escogido para tamaña situación. La tía Angélica, tía chinita para nosotros que la conocíamos desde siempre, tenía experiencia en el tema. Claro, pensaba yo, con tres hijas mujeres mayores que yo, bien bonitas todas por lo demás, seguro que por eso ya había pasado más de algunas veces.
No era sólo esa experiencia su mejor capital para enfrentar el tema, sino que era la propia... Después de confidenciarme partes de su vida que quizás pocas veces contaba, me di cuenta que estaba exagerando un poco mi dolor... Si, estaba bien, tenía pena, pero claramente lo mío era absolutamente superable...

Luego, llantos más llantos menos y con el egoismo propio de quien se consuela porque el mal del resto es peor, me llevaron al recital de "los enamorados". Ya lo conté también, ese 14 de febrero tuve el placer de escuchar en vivo a Gatti con la piscina y el mar de Pingueral de fondo.
Llegamos justo... estaba lleno y no había donde sentarse, excepto una mesa en primera fila que decía "Reservado Autoridades". La tía me debe haber querido harto, porque creo que por primera y única vez en mi vida, la vi aprovechar su embestidura. Si en algo nos parecíamos las dos, y debe ser el origen acuariano, es que nunca nos estacionaríamos donde está prohibido, nunca nos aprovecharíamos de las circunstancias, nos ponemos tontas con el apego a las normas, y no nos sentaríamos donde dice que no hay que hacerlo porque está reservado... pero ella en esa oportunidad quebró su lógica. Nos sentamos... y por supuesto yo complicada por el cartelito ella dice "bueno, nosotras con tu mamá somos autoridades..." y nadie siquiera se inmutó.

Un contraejemplo... cuando estaba aprendiendo a manejar para sacar la licencia, no recuerdo como salió el tema estando ella en la casa. Mi papá me había asegurado que si hacía el curso, me la sacaba en un pueblito de nombre que mantendré reservado... No recuerdo como ni porqué, ella dijo "me imagino que tus hijos sacarán su licencia acá en Chillán, verdad?, porque acá viven y es lo que corresponde...". Así era no más la cosa... en ese minuto le vi la cara a mi papá y dije "soné". No había forma de no hacerlo así... ella, como jueza del único juzgado de policía local que había, lo iba a saber de todas formas. ¿Está demás decir que no me respetaron la promesa?. Así era ella, nada de cosas, nada de pillerías, nada de ilegalidades...

Dura en sus deberes, era pura dulzura en su vida entera...
Yo era una de sus "sobrinas acuarianas". Es divertido, pero las tres hijas de sus tres antiguas amigas, somos todas acuarianas, igual que ella, y nunca se olvidaba de nuestro cumpleaños. La verdad verdad, es que en varias cosas nos parecemos...
Ya lo he dicho antes, no creo en las coincidencias, y todo pasa por algo. No creo que su infarto haya sido el día del cumpleaños de mi suegra cuando justo íbamos a Conce y tuve la posibilidad de acompañar a su familia en la clínica a la que la trasladaron, sólo por coincidencia. No creo que sea coincidencia que esté de cumpleaños el mismo día que mi suegro. No creo que sea coincidencia que haya elegido el día 14 para despedirse. Ni el 12 ni el 15, días de celebración de sus "sobrinas" y días además de alegría para sus amigas, sino que el 14... como dijeron muchos quienes la recuerdan como yo, eligió el día del amor.

Este 14 de febrero fue particularmente triste... y mientras acompañaba a la familia en la clínica compartía con ellas ese episodio hace 16 años ya...
Dos días después, escuchaba a otros referirse a ella tal como yo la recordaba y la voy a seguir recordando... Dulce, amable, correcta, profesional, gran amiga, madre, abuela, patiperra, entretenida, alegre, coqueta...
Tía Chinita... un 14 de febrero, 16 años antes de que te fueras y dejaras un tremendo recuerdo entre tantos que te conocimos y te quisimos más de lo que pensábamos, escuchamos una canción que siempre me ha parecido especial... y en realidad es un poema que ese gran artista adaptó y musicalizó... y ahora parece perfecta...

Buen viaje, a una de las mejores amigas de mi mamá, que pasó de ser sólo eso a ser una tía querida como pocas...

El Viaje Definitivo (Juan Ramón Jiménez con música y adaptación de Eduardo Gatti)

Y yo me iré pero los pájaros quedarán
cantando, y mi jardín también permanecerá
con su verde árbol, con su pozo de agua los cielos serán azules y las campanas tañerán.
Así como están tañendo esta misma tarde
pasarán la gente que me ha amado y la ciudad renacerá cada día mas.
Pero mi alma siempre vagará
en el mismo rincón de mi jardín en flor
con su verde árbol, con su pozo de agua los cielos serán azules y las campanas tañerán.

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