Si yo hubiese sabido... lo único que tengo a mi favor, es que de verdad yo creía que la subida era interesante porque ibas conociendo datos del lugar a medida que avanzabas... Parece que estoy loca porque dicen que fui la única que escuchó eso...
Día (dgo 12 de julio): como la noche anterior nos quedamos hasta tarde dándole a la cháchara, costó levantarse este día, además, por ahí dice clarito que el domingo es para descansar... lo voy a tener en cuenta para futuras situaciones...
| Cómo nos demoramos en salir y nos dimos tantas vueltas, los niños se fueron de juerga a la plaza cercana. Parece que lo pasaron super, porque traerlos de vuelta cuando ya estábamos todos abajo no fue fácil. |
El destino en esta oportunidad era Grouse Mountain, un centro de sky muy cercano a Vancouver que además tenía el plus de ser el lugar de trabajo de la Xime durante los largos inviernos...
Llegamos tipo 12, íbamos bien advertidos que el camino era largo y que daba mucho calor, pero nunca sospeché que además era una tortura... El Tuto subió con los chicos chicos en góndola, ya que para ellos dos, la única alternativa real era llegar arriba en los brazos de los padres, y al menos en nuestro caso, una cuadra con el Juanjo en brazos ya está siendo una tortura por si sola...
Hasta el último minuto me ofrecieron ser yo quien los llevara en la góndola, el Cote más que nadie, pero yo seguía insistiendo que quería hacer la "caminata" porque habían dicho que era muy bonita y uno iba conociendo la historia del lugar y de los osos... ¿lo habré soñado?
...Y partimos, no sin antes tomarnos las fotos de rigor...
De la subida hay bien poco que relatar, nunca hubo historia de nada, sólo árboles y más árboles y muchos árboles, y escalones y más escalones y demasiados escalones, y puedo resumir las dos peores horas de mi día en que sólo vi árboles y escalones, y mucha gente pasar por mi lado más rápido que yo, aunque igual cansados...
Fue desastroso!!! me arrepentí como nunca en mi vida de hacer algo, subí eternamente durante dos horas y un poco más (parece que dentro del promedio de la primera vez, pero eso no me reconforta...), y mientras me enojaba conmigo misma por estar ahí, y tomaba y tomaba agua, y me deprimía porque, cuando ya sentía que era una eternidada y no lo lograba, recién estaba en la marca que decía 1/4 del camino y peleaba hasta con el Cote para que dejara de esperarme, avanzaba de a poco... Me quise devolver no se cuantas veces, en una de esas estuve a punto, pero lo más probable es que de los muchos que iban en el sentido contrario, alguno capaz que hasta me pasara a llevar y me sacara la mugre y media... al menos de subida eso era menos probable que me pasara, porque aunque no lo crean, yo también subía cerros en los lleuques y en las trancas, y caminábamos por horas, con nieve o en verano, y pasábamos por puentes colgantes rascas, y subíamos el morro de noche, y nos sacábamos la mugre hasta de día. La gran diferencia gran, es que eran cerros no más... no 2,9 kilómetros de caminata que se hacen a través de 2.830 escalones y me llevan a la punta del cerro de 853 metros de altura!!!
Cuando íbamos por la mitad ya era un energúmeno... lo reconozco, estaba indignada, sobrepasada, cansada (eso debería encabezar la lista), deshidratada, frustrada, arrepentida, y además me sentía como lastre de mis compañeros de subida. Nada más vergonzoso que a cada rato a uno lo estén esperando... menos la hija de 13 años... y con cara de "pobrecita... te dijimos que subieras en góndola...ohhhhh". No sentía eso desde que aprendí a esquiar en la ruta "punta del volcán Chillán - cancha de los tontos"... a mi no más se me ocurre...
El carácter me jugó una mala pasada que a final de cuentas, aunque el Cote no me entendiera en el minuto ni lo haga aún, fue la única forma que encontré en ese momento de enfocarme en el objetivo final hasta lograrlo... que no era llegar al final, sino que acabar con el martiro... Lo mandé sólo a seguir con su subida porque yo me iba si o si, hasta plata me pasó para pagar la gondolita famosa. Con la cabeza tibia, traté de devolverme, cúando se enfrió, me di cuenta de que no era factible y seguí subiendo no más, pero ahora sola con mis mañas y mi botellita de agua rellenada a la que ya no le quedaba mucho...
Dicen que los deportistas, en momentos claves, ganan más por su cabeza que por sus capacidades físicas, y aunque yo no tengo intención alguna de compararme con uno de esos de alto rendimiento (ni medio ni bajo), debo decir que es verdad... Yo físicamente había perdido la batalla como en el escalón 50, osea, hacía mucho rato atrás, pero cuando me concienticé que no tenía vuelta, decidí un plan maestro... como ya había visto que había dos grupitos de mujeres como yo, que estaban tan o más arrepentidas y cansadas, pero que seguían subiendo, opté por medirme con ellas... osea, ellas avanzaban un poco y descansaban. En ese momento yo las pasaba y luego descansaba, después ellas me pasaban a mi y así sucesivamente... Mi cabeza me decía que si ellas podían, yo podía... además, llevaban el doble de ropa que yo y a mi me transpiraban hasta los lentes de sol...
Cuento corto (difícil conmigo si) llegué... y antes que ellas... aunque no mucho. Arriba por supuesto me esperaban casi con fanfarrias, y aunque yo se que la intención era buena, yo no estaba para celebraciones de ningún tipo... De hecho, cuando la Xime me dijo toda amorosa que "ahora puedes decir que lo hiciste", yo contesté un poco amable "que chucha me importa a mi decirle eso a nadie? " la verdad de todo es que me daba lo mismo...
Arriba estaba mi gordo rico que llevaba dos horas jugando con su prima, y además se había sacado la mugre corriendo, así que cuando me vió se mandó el segundo llanto del día, ya que el primero fue cuando vió al padre.
Mientras me lavaba entera en el baño, ellos se fueron a la enfermería a limpiar la herida del Juanjo, y los esperamos para pedir algo de almuerzo. Volvió parchado y con un perro de peluche que la enfermera le regaló para que la dejara trabajar, el cual él bautizó con el poco agraciado nombre de "pichí"... como buen perro, fue una gran compañía el resto del día...
Estando ahí nos entretuvimos entre el show de los leñadores, la visita al oso y el espectáculo de los pájaros. En el primero nos reímos tanto que parece que la señora de adelante estaba un poco molesta con nuestras carcajadas. El Juanjo y yo estábamos tan entretenidos parece que ni cuenta nos dimos de las caras de rabia que ponía la señora, después me contaron. La verdad, me importaba repoco. Para cerrar la visita, paseamos en las sillas nuevas para conocer el resto del lugar, que de puro imaginarlo con nieve me daban unas ganas de volver en invierno!
Finalmente nos fuimos... y bajamos en la famosa góndola que debería haber usado yo para subir. Ahí, mientras observaba el paisaje por las ventanas, logré dimensionar un poco el por qué estaba tan pero tan cansada...
Para cerrar el día, fuimos con la Xime al Queen Elizabeth Park, porque antes de irnos, queríamos ver Vancover de noche. Nos quedaba sólo un día, se nos acababan las vacaciones en familia y aunque parecía increíble, por primera vez fuimos los guías turísticos de la anfitriona... | |