viernes, noviembre 09, 2007

Una foto una historia continua...

Para una segunda liberación, y muchas sorpresas cada semana, siga la dirección:

http://www.historiasdeconsu.blogspot.com/

ella albergará esta sección... mal que mal... son Historias!

Pero como parece que esto de los links funciona poco... por esta vez va acá también la historia...

Cuando él era chiquitito... y yo también... bueno, tampoco crecí mucho más, jaja. Por si alguien piensa que somos muy viejos porque la foto es en blanco y negro, está en un error... si había fotos de color en esa época, pero pocas...

A mi se me ocurre que esa foto debe haber sido en uno de mis primeros días de clases, con uniforme y todo eso. Mi hermano sentadito en ese sillón, tan típico de nuestra casa. Tanto así que no sé cuándo dejé de verlo ni dónde podrá estar ahora...

Bueno, esa foto me trae bastantes recuerdos, empezando justamente por el colegio, pero sobretodo, recuerdo que él acompañaba a mi nana a buscarme después de clases, sentadito en su coche y causaba sensación entre mis amiguitas, que lo veíamos como un juguete, con sus cachetitos gordos... Con el tiempo estuvimos en colegios distintos, unos años no más, hasta que me puse chora y se me ocurrió cambiarme a su colegio. Desde las monjas y puras mujeres, se me ocurrió irme a uno laico (masón más bien) y mixto... todo esto porque a los 10 me di cuenta que tenía serios problemas de timidez, y como soy porfiada y no me la gana nadie, no podía permitirme ese tipo de limitantes. Me fui entonces al mismo colegio que él... en ese tiempo sin todos los exámenes hasta de conciencia que hay que hacer hoy en día para entrar a un colegio... Al contrario, elegí curso, lo cambié y lo volví a elegir... Desde ese día en adelante, él mantuvo la costumbre de perseguirme en el colegio, ya no me iba a buscar en su coche como cuando era guagua, pero me esperaba sin falta en los recreos... no porque me quisiera mucho (aunque se que si), sino porque quería plata para comprarse algo, y como siempre era yo la que guardaba...

Así fue hasta que salimos del colegio... siempre en mi puerta, todos lo conocían por supuesto, y lo querían mucho también. A mi hermano es muy fácil quererlo, tiene eso que se conoce como ángel o carisma, mucha simpatía también, y un corazón de abuelita que pocos tienen.

En la casa la cosa era medio parecida, esas relaciones de amor y odio, peleábamos harto pero me echaba de menos cuando no estaba, tenía que echarlo del medio de mis visitas, me echaba de menos cuando tuvimos piezas separadas, y se fue a Conce a estudiar y vivir conmigo cuando fue su momento. Eso duró poco, porque los intereses y habilidades de él no estaban allá, sino acá en Santiago. Esos fueron los años que nos vimos menos, pero apenas me vine yo a trabajar me abrió las puertas de su living para que alojara casi tres meses, y fue bonito vivir con él de nuevo, sobretodo porque después de varios años era mucho más maduro de lo que yo recordaba o percibía sólo por teléfono o en vacaciones.


Cuando se fue a España si que lo eché de menos... se notaba su auscencia, mi teléfono además recibía el doble de llamadas de mi mamá, jaja, la pobre ya no podía llamarlo tan fácil tampoco.

Ahora, como no puede vivir sin su hermanita hermosa, no encontró nada mejor que irse cerca de mi casa! Y yo soy la más alegre de todos, incluso más que Pío su perro, que es feliz con su patio. Lo tengo cerca, lo veo más que antes, me ayuda con mis niños, algún día voy a poder cuidar a mis sobrinos todo lo que ellos necesiten, y conversamos mucho, como siempre lo hemos hecho. Y lo mejor de todo, cada uno en su propia casa, sin pelear por la tele, la cama o la mejor pieza...

1 comentario:

Don Corleone dijo...

¡¡¡Te quiero mucho hermanita querida!!! El homenajeado.