miércoles, agosto 27, 2008

Y llegó el gran día...

Si... parecía tan lejano... parecía tan poco probable todo, desde un principio... pero Dios siempre nos tiene regalos a la vuelta de la esquina, y ayer llegaron esos regalitos para mi hermano y mi cuñadita. Ellos, hace un poco más de un añoa atrás habían lidiado con el quiebre de una ilusión, y como el hombre propone pero el señor de arriba dispone, no era todavía el momento.
Así pasó un tiempo prudente para recuperar la confianza y ponerle ganas de nuevo, y parece que le pusieron muchas ganas... jaja, porque nos encontramos con que ya no era uno no más si no dos...

Esa era la historia, la he contado varias veces y escrito otras cuantas, pero ayer se coronó cuando por fin los conocimos. Fue divertido... estar en la clínica, los cuatro abuelos (eso no es menor, unos vienen desde España, los otros desde Chillán en un mismo tren obligados a mirarse las caras, jaja, y a olvidar esas pequeñas diferencias que alguna vez los separaron), la amiga y la tía...
La patuda de la futura prima también quería ir, por supuesto sacrificaba un día de clases... que conveniente!. Así fue, que entre los tacos que nos demoraron mucho, todos pensábamos que nacían y no iba a haber nadie esperando la noticia... que angustia... pero no fue así, alcanzamos a llegar y a comernos las uñas esperando. Finalmente nos dicen que todo salió bien... y que eran más grandecitos de lo que pensábamos.

Carlos, el "mayor", 2.640 kg. y su hermanito Eduardo, 2.990 kg. La alegría que teníamos no la sé explicar, y la cara de la chica embarazada que andaba de paseo por la clínica tampoco... jaja, con su amiga interrumpieron la conversación sólo para procesar lo que escuchaban...
Apareció mi hermano, de verde, contento nervioso, Ana estaba super bien, y había que esperarla salir con su flamantes hijos.

Lo divertido es que no quisimos ver las fotos... bueno, mi papá si, es que es más fome para esas cosas, pero el resto, primero los queríamos conocer en persona, que foto ni que nada... no hay como ver, sentir, tocar. Las fotos evocan momentos y emociones, pero lo real ya se vivió... y había que vivir ese momento, había que verlos y formar opinión propia respecto a las mismas tonteras de siempre, ¿se parecen entre ellos o no?, ¿a quién se parecen?, etc. Pero son tonteras válidas... al final de cuentas en esas pequeñas cosas armamos complicidad entre todos y con ellos, que vienen llegando a esta familia poco convencional. Porque de convencionales nada... ni los papás, ni los abuelos, ni los tíos ni nadie... cada uno con historias que de a poco van a ir conociendo. Porque tienen hasta tíos que también son mellizos, como ellos, y que seguro van a entenderlos mejor que otros en varios aspectos de su vida. Ellos ya nos pidieron que no los llamemos "los mellizos"... y yo siempre les dije así sin saber que no les acomodaba, y no es porque no se quieran, al contrario, efectivamente tienen esa conexión que probablemente muchos hermanos no tendremos nunca.

Fue un día agotador... con hartas emociones y movimiento, con harto cariño y felicitaciones... yo me llené de felicitaciones y no eran ni mías las guaguas, jaja...
Acá están... Bienvenidos Carlos y Eduardo... y son "muy pequeñitos" como dijo su primo Juanjo...




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tus sobrinos se ven hermosos.
Les enviamos muy buenos deseos para que comiencen esta nueva vidad muy bien.
Cariños a los flamantes papis.
Dios los bendiga mucho.
Nancy y Max.
************

Consu dijo...

Gracias!!! le trasmito los cariños y deseos a los flamantes padres... cuando despierten, jaja, están un poquito cansados...
Un abrazo, Consu