domingo, junio 27, 2010

Y todas iban a ser reinas...

Así de simple, al final de la historia, todas las candidatas de la granja, incluidos los otros animalitos que participaban de la fiesta, resultaron ser reinas...
¿Por qué?, ¿de qué estará hablando? se preguntará más de alguien... lo mismo se preguntaban mis amigas cuando veían mi traje de reportera estrella... en realidad de Oveja...

Sucede que hace unos meses ya, en el remolino del terremoto y tsunami, surgió una iniciativa de apoyar la construcción de un centro de esparcimiento para niños pequeños en uno de los campamentos en construcción de Dichato, uno de muchos... por desgracia, son demasiadas las personas que hoy viven en esas condiciones, y algo al menos que mejore un poco su panorama no estaba demás. En medio de esto, no se como ni por qué, aunque lo sospecho, se me ocurrió recolectar libros para niños.

Debo confesar que no lo pensé como campaña inicialmente, pero cuando me di cuenta que necesitaba convocar gente para lograr juntar al menos un número decente de libros, tenía que darle título a la cosa, ya que para ser honestos, el marketing hace demasiado en nuestra época. A eso, le agregué las redes tecnológicas... sin nombre la cosa no pegaba... ni tenía atisbos de seriedad alguna. Así fue como, de la nada, ya tenía varios frentes en curso y activos... uno de ellos, el curso de mi piojo chico.
Primero se lo propuse a quienes integran mi secretaría de apoderados, para darle un origen a esto, que de campaña pasó a ser proyecto... luego, como me encanta respetar las jerarquías, a la directiva del curso, profe jefe y así sucesivamente, fuí encontrando no sólo apoyo incondicional, sino que además nuevas ideas y gente de acción. Así de a poco surgieron ideas, una compañía de cuentacuentos que nos apoyaba voluntariamente, una apoderada actriz, la profe y los niños publicitan, el colegio apoya, reuniones de coordinación, metas concretas, y de repente, sin darme mucha cuenta, teníamos a futuro que montar una obra de un concurso de belleza en la granja... varios actores voluntarios, hartos ensayos, un ballet, niños que se reían de nuestros intentos y varias cosas más que coordinar que fui descubriendo en el camino. Decir que sin querer queriendo la cosa se profesionalizó un poco no es exagerar, porque para ser honesta, yo habría imaginado con suerte que ensayábamos la mitad y hacíamos el loco, pero el loco bonito. No se como ni cuando, el proyecto fue de todos, y de repente las cosas que surgían y no habíamos presupuestado, se terminaban solucionando casi solas... siempre había alguien dispuesto a colaborar.

Así llegó el día... invitamos amigos y familia, y a las 11:15 AM me encontraba con mi carita de pena dando las gracias a todos por estar allí, y esperando que lo pasaran tan bien como nosotros mientras preparábamos todo esto... a disfrutar!!!! Por la módica suma de un libro para niños como donación por familia, podrían disfrutar de nuestro entretenido montaje teatral fusionado con un cuentacuentos.
Estábamos nerviosos... se nota en mi cara cuando salí a dar la bienvenida... pero supongo que no hay artista que no esté nervioso en el debut de su obra, jaja.


Resultó bien todo... atrás del escenario nos dábamos instrucciones y apoyo, porque nos equivocamos, claro que si, varias veces, pero salimos airosos... nadie más que nosotros se dió cuenta, el resto, sólo se reía cuando sabíamos que se iban a reir, y aplaudieron cuando tenían que hacerlo. Al final, felicitaciones al por mayor... de todos... sobretodo la familia que quedó de lado mientras ensayábamos después del trabajo o cuando de su tiempo sacábamos horas valiosas para preparar nuestros disfraces y demases. Se dieron cuenta que su esfuerzo y el nuestro había valido la pena.

Me llevé muchos libros ese día a la casa, pero por sobretodo, lo que me llevé bien adentro de mi corazoncito fue la satisfacción del trabajo en equipo... Tuvimos dificultades, peleas, molestias y descordinaciones, pero los superamos, era más valioso lo bonito que vivimos durante todo el tiempo que trabajamos juntos que los problemas, mucho más lo que nos conocimos y descubrimos que éramos capaces de hacer que lo que nos costaba hacer, lejos mejor saber que con los hijos de estas personas, entregadas, colaboradoras y solidarias crece día a día mi propio hijo.

Me dijeron que me cuesta delegar... puede ser, pero en esta pasada delegué más de lo que pensaba, no me costó tanto y el resultado fue aún mejor de lo que alguna vez pude imaginar...

PD: para reir, de muestra un botón... en mi casa lo vieron cinco veces sólo por el placer de reirse de mi, pero más allá de eso, me felicitaron... y yo, de verdad, creo que esta vez lo hice requetecontra bien!

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