lunes, octubre 20, 2008

Las donantes

Hace un tiempo atrás, parecía que este definitivamente era un año malo... para mi por lo menos y para un conjunto de gente que me rodea. En la pega incluso me tiraban tallas... para distender el ambiente por supuesto, pero parecía que de verdad la cosa no era normal. Fueron como dos meses intensos... y aunque no recuerdo el orden de las cosas, falleció el papá de una de mis mejores amigas, el mejor amigo de un gran amigo mío, el hermano menor de otro amigo y entremedio, la guagua de unos amigos de la U nació con un problema al corazón que era peor de lo que esperaban, cuando lo detectaron durante las ecografías. Todo por enfermedades de esas terribles, que te matan de a poco o te llevan de una... sin importar edad ni nada...
Así la cosa... fue mala esa época, andaba como cansada de tanta energía negativa circulando en el ambiente, pero el sábado recién pasado me di cuenta que ya estaba en condiciones de rescatar aquellas cosas simpáticas que también pasaron esos días, que de alguna forma ya todos hemos procesado las cosas, y al menos los principales afectados han cerrado esos temas de la mejor forma posible, así que uno que pasa por el ladito, porque no poder hacer recuento también?

Pasó que un día nos llaman para contarnos que a Pablito, de un mes con suerte de vida, había que operarlo de su corazoncito, y lo traían a Santiago, dado el riesgo de la operación. Por lo mismo, necesitaban sangre fresca para dicha operación, o sea, recién donada. Primero, necesitaban donantes, así que nos pusimos en campaña, y agarré marido y partimos a hacernos el test de compatibilidad de sangre. Como tengo suerte, resulté ser yo la compatible, además, pasé el cuestionario que era peor que la PAA (otra época), porque para ser bien honestos, hartos no califican sólo por el hecho de tener más de una polola (o pololo) en el año... Como la búsqueda de donantes iba mal, no por que no hubieran candidatos, sino que por las razones anteriores, nadie calificaba ya fuera por grupo, enfermedades anteriores, peso vs talla (que no era mi caso, jeje), etc, y tirábamos y tirábamos nombres de amigos en Santiago a la parrilla.
Bueno, yo sí.. después de cuanta prueba le hicieron a mi muestra, me encontré un viernes tipo 2:30 en el banco de sangre de la clínica en cuestión, con una amiga que resultó premiada también. A mi me dijeron que tenía que ir desayunada... a mi amiga igual... pero más que desayunada, mis compañeros del proyecto no me dejaron salir de la pega sin pasar antes a almorzar, y nada mejor que un costillar de cerdo en el club radical... para que decir que me fui redondita, sin saber que con eso me había hecho un buen favor.
Entre paréntesis, este sábado ya le anuncié a mi amiga que sigo riéndome de nuestra historia, y que ya calificaba para el blog...así que al escribir esto no comento infidencia alguna, jeje, ok, Lili?
La pobre estaba asustada de entrada, con la pura idea de las agujas. Me preguntaba si yo no... "tay loca le dije, con dos guaguas en el cuerpo..." y la verdad es que me angustiaba más la situación que vivían mis amigos, y seguro a ella también. Comenzaron con ella, a los minutos me pincharon a mi en la camilla de al lado, nos pusimos a copuchar, estábamos en lo mejor cuando la compañera de aventuras comienza a desvariar... yo le hablaba y le hablaba y ella nada... de repente me dice "me siento mal...", "¿no serán los nervios?", le dijo la enfermera... yo también pensé que era eso así la pesqué re poco y seguía viendo las noticias y chachareando, hasta que ya se puso blanca blanca y se empezó a marear y a poner cara de circunstancia... "Ya chica", le decía yo, "si ya estay lista", y la pobre, viendo que poco la pescábamos, se empezó a poner más nerviosa aún, y con las pocas fuerzas que le quedaban nos llamó al orden a todos y dijo que le hormigueaban las manos y los brazos, que por favor la pescaran por que se sentía pésimo... Las enfermeras atinaron y claro... entre las preguntas descubrimos que de desayuno las huinchas, apenas un queque se había comido esta chica, que además estaba en el límite del peso para dar sangre... A mi me miraban las enfermeras, por si acaso, pero yo, que tenía atravesado el costillar de cerdo todavía en el cuello, me daba verguenza decirlo, así que apelé a mi experiencia de madre de dos niños con cesárea de emergencia incluida... para justificar mi tranquilidad, of course...
Así, descubrieron además que la presión se le había ido a los talones a la pobre... 6 con algo, no me acuerdo, pero se explicaba por qué se le durmió todo el cuerpo y se sentía tan mareada. Le levantaron las piernas, le pusieron una bolsita para respirar, trajeron al encargado, todo esto y yo al lado, un poco descolocada, mientras las enfermeras me preguntaban a mi si nos habrian dicho que no podíamos venir con la guata vacía y etc, etc. Claro, le dije, pero se supone que a Pablito lo operaban temprano... y como la cosa se había atrasado, la citación para donar también... Yo de pura suerte venía almorzadita... Si la cosa era culparnos a nosotras, no iba a funcionar.
Al rato ya la pobre comenzó a volver en sí... y en lo que le dijeron que si no le subía la presión luego tenían que ponerle suero, yo creo que de puro imaginar la aguja de nuevo se sintió bien altiro!. Por supuesto que la agarré pal leseo de una, que de puro miedosa se había mejorado.
Le dieron el juguito y las galletas para recuperar azúcar y agua (mal que mal es casi un 10% de sangre que le sacan a uno...). Se los tomó y comió de un paraguazo, tanto así, que le ofrecí mis galletas, esperando que me dijera "no gracias Consu", pero para mi sorpresa, me las recibió altiro, jaja.
Así estuvimos una media hora más allí de lo presupuestado, yo por acompañarla no más si, pero la verdad es que estuvo bien. No podía dejarla sola después de eso. Además, así nos íbamos juntas a ver a nuestros amigos. Para cuando salimos, ya eran como las tres y media de la tarde... yo llamé para la pega y me dejaron no volver, cosa que agradeceré siempre, ya que después acompañé a todos a almorzar, algo más sano que yo si, y nos quedamos esa tarde, hasta bien tarde la noche, acompañando a nuestros amigos, en la espera de saber qué pasaba con la operación de Pablito.

Este fin de semana Pablito vino a controlarse, y nosotras, las dadoras, fuimos a conocerlo... recién ahora, ya que el pobre estuvo muy cuidado todo el tiempo. De paso, nos trajeron unos chocolatitos de regalo, con un niñito de género que agradecía el apoyo incondicional durante esta experiencia que les tocó vivir. Yo me emocioné por supuesto, porque venía para las"dadoras de sangre", que fuimos las únicas que pudimos hacerlo y que dado lo que se alargó la operación fue de mucha utilidad ese día.
Pablito ya tiene cinco meses, y es enorme de grande... bueno, tenía a quien salir también, pero a lo mejor, en una de esas, algo hay del costillar de cerdo...

1 comentario:

Anónimo dijo...

jajaja que me he reido contigo y tu amiga Lili, ya me imagino tu lo mas controlada y pasando piola con "guatita llena" jajaja. Lore