martes, febrero 10, 2009

San Valentín... whatever...

Me carga este día... decidí ser honesta conmigo misma y la verdad es que no me gusta nada... lo encuentro artificial completo, aparecido, y fome... y además, desde que se instauró con fuerza por estos lados para mi ha sido puro drama no más.

Pasa que cuando era chica por lo menos acá no existía, o no se celebraba, que para efectos comerciales es la misma lesera. Pero no encontraron nada mejor que darle como bombo en fiesta justo cuando entraba a la adolescencia, con todo lo que eso significa... amores imposibles, platónicos, otros no tanto, etc. Hasta ahí andaba más o menos la cosa no más, pero resulta que cuando ya esto del enamoramiento se puso seria, empezaron los problemas...

La primera vez que me patearon, un pololo en serio, estábamos a tres días del famoso Día de los Enamorados... ¿habrase visto tal nivel de desubicación?. Yo, hasta esa fecha, nunca... Después de llorar como tres días seguidos encerrada en la casa donde pasaba las vacaciones, y enterándome que el pelot... le hacía ojitos a una cabra chica con la que se había entusiasmado, agarré fuerzas de no se donde, porque venía Gatti a dar un concierto en vivo justo donde estaba "descansando" yo... Para allá partimos, mamá y tía solidaria incluida, que ya me habían contado tantas historias tristes que parecía que lo mío era una leve exageración... Bueno, después de dos años uno cree que no exagera... En definitiva, pasé mi día de los "desenamorados" escuchando en primera fila, en vivo y en directo, al señor Gatti... con el mar de fondo... y aunque lo disfruté mucho, no dejaba de tener pena al mismo tiempo.
Año siguiente, ya recuperada y "dulcemente vengada" de tal despecho, se me venía de nuevo...
Resulta que no salí de una para caer en otra, y conociendo al que sería el amor de mi vida, me enganché como suelo hacerlo yo no más... cuando me enamoro me enamoro, y en serio, para medias tintas me da lata el esfuerzo.
Bueno, como nada es fácil en esta vida, quedaba todavía un largo camino por recorrer y años para madurar... ambos.
Así fue como por segundo año consecutivo, me pasé semejante fecha llorando desconsolada en mi casita. Diferente gatillador, mismo desconsuelo.

Como no hay mal que dure 3 años ni tonta que lo aguante (100 dice el dicho pero yo no tengo tanta paciencia), de ahí en adelante decidí olvidarme de esas celebraciones ridículas. Creo que con suerte hago algún regalito simbólico, como mucho una tarjeta, para no parecer insensible... o aprovecho los miles de descuentos y promociones diseñados para esa gente que de verdad lo celebra como si fuera aniversario de matrimonio, pero para ser bien honesta, no me puede gustar un día que al final de cuentas, lo único que hizo en dos etapas importantes de mi vida, fue echarme a perder el cumpleaños...

1 comentario:

Anónimo dijo...

...