miércoles, abril 23, 2008

En qué estábamos?

Mmmm... si, ayer me aprestaba a escribir de un tema en particular, pero se me cruzó una invitación a comer sushi tan inesperada como entretenida, que no pude declinar...

Las estrellas... la luna.. por ahí iba el tema. Lo insinué con la canción de la semana, pero no lo alcancé a explicar bien.
El sábado, mientras estábamos en el campo, mi niño hermoso (Juanjo... of course) me dijo: "mira mamá, las estellas", ah... pensé yo, le gustan las estrellas también... "no están las tes madías...", plop... dije yo, como si las conociera..., luego nos corrimos un poco y de repente me dice "ahí están mamá... las tes madías"... y se fue, dió media vuelta y me dejo ahí pensando que efectivamente esas eran las tres marías... y que él las conocía... ¿cuándo pasó eso? pensé yo...

Al mismo tiempo, me quedé ahí mirando... y recordé que debajo de las tres marías está una estrella muy brillante, que me regalaron hace muchos años atrás, así como en la canción de Gatti... tal cual

Pasa que en esos años veraneábamos en Los Lleuques... por ahí tengo otras historias del mismo lugar... y conocimos un matrimonio cuyos hijos y nietos venían desde santiago a veranear con ellos. Ese primer verano nos hicimos amigos de los nietos, la Bernardita, dos años mayor que yo, Felipe, de mi edad y la Paulinita, que debe haber tenido unos 6 años... yo ya andaba por los 15 más o menos.

Arriesgo demanda con esta historia... pero en fin... continúo... Desde el primer día los papás y abuelos se juntaban en la noche a jugar cartas. Nosotros la primera noche estábamos instalados con mis primos y los amigos nuevos en el segundo piso de la casa de verano... dos piezas muy amplias con muuuchos libros.
Ese día comenzó mi amor incondicional por Pablo Neruda y sus 20 poemas de amor y una canción desesperada... mi amigo nuevo tenía bastantes cosas en común conmigo, entre esas, la lectura y la poesía. Más adelante descubriríamos que la guitarra, el arte y el intercambio de cartas largas y entretenidas también...
Debo decir que este enganche inmediato generó suspicacias del resto, pero no pescamos mucho la verdad, y lo agradezco bastante, porque a esa edad eso significaba quiebre de amistad seguro... al menos entre sexo distinto.

Nos hicimos muy amigos los cuatro (la Pauli era chica...)... pasamos varios veranos así, con salidas diarias, caminatas familiares a Recinto en las tardes, almuerzos y asados compartidos y con harta complicidad entre todos. Particularmente mi amigo y yo, teníamos lo que ya decía yo en común, pero además nos escribíamos cartas cuando ya no estábamos alguno de los dos en los Lleuques, y eran muy divertidas... supongo que con el tiempo podría decir que nos echábamos de menos...

Uno de esos veranos los dedicamos ya no a la lectura sino a la guitarra, él era bastante más adelantado que yo, pero la idea era divertirse. Con eso vino uno de los regalos que tanto agradezco, un cassette grabado de Gatti... luego me regaló otro, La Loba. Una de las canciones que más me gusta es un poema... Viaje Definitivo, el cual escuché en vivo años después justo dos días después de que me habían pateado tras un pololeo de dos años... y la verdad, ese día se me olvidó por varios minutos la pena que tenía.

Pero el regalo que más recuerdo, o mejor, dicho, que no he podido nunca olvidar, fue mi estrella...
En una de las caminatas familiares, comenzó a oscurecer y ya veníamos de vuelta, cuando no recuerdo como, empezamos a hablar de las estrellas. Entonces, jugando con un palo de madera que hacía de bastón, me dijo "mira, ves esa estrella más brillante que el resto que está debajo de las tres marías?", si, la veo, dije yo... "bueno, te la regalo, es tuya..."... yo quedé así como medio callada...¿cómo va a ser mía?... "si, es tuya... yo te la regalé..."... yo como soy cuadrada, no terminaba de entender... al final me dijo "es tuya porque ahora cuando la veas te vas a acordar que yo te la regalé...".

Como todo en la vida, esos veraneos se acabaron... para mis 18 años llegó mi amigo de sorpresa a Chillán... fue un gran regalo, pero a la vez aparecieron otras interesadas... no se qué pasó ahí, lo único que se es que después todo fue un poco distinto.
Cuando me vine a estudiar a santiago lo vi un par de veces, pero en realidad yo me juntaba con su hermana... él estudiaba arte y yo arquitectura... luego me fui a ingeniería... como es la vida, verdad?

A veces pienso que él leyó el Principito antes que yo... pero como quiera que sea, se cumplió el objetivo... cada vez que miro al cielo y veo las estrellas, no puedo no acordarme que hay una que es distinta y que además de recordarme a un gran amigo, me recuerda al que creo debe haber sido un verdadero amor platónico...
Para proteger las identidades de los inocentes.. preferí esta foto...

1 comentario:

Loreto Quiroz dijo...

Uyyyyyyyyyyyy que linda historia!!! la la la la laaaa (musica romantica please) jajaja. Hermoso Post!!!Carinos amigui, Lore