martes, enero 02, 2007

Los Lleuques...

Ahí estabamos un grupo de como 10 cabras chicas, 16 años? rumbo a pasar una semana de esparcimiento sano en Recinto y Los Lleuques... repartidas, porque tantas no cabíamos en una sola casa... y nace el primer problema... quien se queda donde, que tu dijiste que te quedabas conmigo, que te vas a la otra casa porque es más cómoda... puras tonteras dignas de la edad y el género... raya para la suma, salimos todas peleadas, y el grupo se achicó para el año siguiente...
Pero en definitiva, nos quedamos en la casa de Los Lleuques... no porque fueramos muy convincentes, sino porque (como son las cosas de la vida...) en la casa de al lado había un contingente masculino nada despreciable... varios años mayores que nosotras, pero nunca tanto tampoco... para unas colegialas, jóvenes en segundo o tercer año de universidad está dentro de los rangos más que aceptables... para que vamos a decir también que eran jóvenes de carreras promisorias y universidad tradicional, jaja.
Así fue entonces que comenzó una semana llena de aventuras domésticas... partiendo por conocernos entre amigas en otros aspectos de la vida, como por ejemplo, aprendimos que ninguna sabía mucho de la casa... nunca volví a ver una lista de compras tan inútil... estuvimos muertas de hambre varios días (sentido figurado por supuesto, comíamos puras leseras), hasta que llegó mi mamá con amigas y comida y arrasamos con todo. Los lavados de loza... desastrosos también... una señorita pedía que sólo le exigieran comprar el pan, no sabía hacer nada más...
Para que decir que por mientras los vecinos comían a cuerpo de rey... tenían nana que les cocinaba hasta queque!
Así pasaron lo días, y nuestra mayor entretención era molestar a los de al lado... eran más buenos que el pan si, rayando en lo fomes... y si lo digo yo, es serio!
Para hacer más llevaderos nuestros días, aprovechamos algunas de sus salidas al río para tomar por asalto la casa... volvimos con algunos tarros de atún y pedazos de queque, y a modo de venganza por no invitarnos, dejamos algunas prendas de ropa desparramadas por el patio... y una que otra sabanita corta... lo que no esperábamos era ser tomadas por asalto a la mañana siguiente... hubo algunas caidas a la piscina, como hubo otras que peleamos y gritamos hasta morir... no íbamos a pasar por esa vergüenza!
Tuvimos paseos al río, caminatas nocturnas al cerro con fogata incluida, harta risa, un pololeo por ahí... (me reservo el nombre de los involucrados para no generar conflictos) y amistades nuevas.
Tanto así, que nos volvimos a juntar en las mismas casas y casi en las mismas épocas de año dos veces más... y siempre fueron semanas muy entretenidas, de las que guardo los mejores recuerdos.
Ellos volvieron a ir una vez más al menos, lo recuerdo porque con una de ellas los vimos un día por las calles de Chillán cuando iban en camino, y nos saludamos desde un auto a otro con mucho cariño. El problema fue que los pololos respectivos no lo encontraron muy simpático... así que hubo que reprimir emociones...
Las amigas seguimos en contacto, de ellos ya no sabemos casi nada, pero los recordamos con mucho cariño, aunque sea en fotos.


1 comentario:

lleuqueslara dijo...

amiga estoy demasiado impresionada como recuerdas nuestras aventuras con una memoria que la verdad envidio... se me vinieron imagenes que me encantaron, me rei demasiado... creo que esas aventuras que de niñas como dices fueron inolvidables... nosotras aun seguimos juntas quizas no nos juntamos mucho pero aun queda eso... la complicidad y la lealtad... amiga te felicito tu pagina esta genial...
besos
Marcia